Desde que tengo memoria, mi pasión por la tecnología ha dictaminado qué termino haciendo con mi vida. En lugar de enamorarme de los deportes, fui seducido por los libros y los teclados, en lugar de ser un abogado ‘hecho y derecho’, soy un periodista de tecnología, y en lugar de gastarme mi sueldo en carros o restaurantes, me endeudo comprando gadgets y videojuegos. Sin embargo, a pesar de esta pasión tan desenfrenada, jamás me he identificado con la marca de tecnología más popular del planeta.
Las razones son varias, y van desde mi poco amor por los sistemas operativos de Apple (mi disgusto por iOS es muy conocido) hasta mi exigencia de tener un computador al que le pueda cambiar las partes a mi antojo con las del fabricante que me plazca. Además, mi adicción por los videojuegos me hace imposible tener un computador Mac, pues la oferta de títulos de alta calidad es pésima en comparación con Windows. No estoy diciendo que odio a Apple y a sus productos, simplemente no van de la mano con lo que yo quiero, lo que me gusta y lo que busco en este tipo de aparatos.
Esto no quiere decir que desconozca los productos de Jobs, pues tuve un MacBook Pro durante mis primeros meses en ENTER.CO y juego con el iPad de mi madre todos los días. Por esto mismo sé que el alcance del genio de Jobs va mucho más allá de los productos de Apple, mucho más allá de iTunes Store y la revolución digital en la música, y mucho más allá del iPhone y el iPad. Steve Jobs tocó el alma de las personas, así no lo sepan o no lo admitan.
Ayer, al saber la triste noticia, dije en Twitter que Steve Jobs será recordado como el hombre que hizo lo mismo por la tecnología que lo que The Beatles hicieron por la música. Antes de los cuatro fantásticos de Liverpool, el rock y el pop tenían un lugar minúsculo en la cultura mundial en comparación a lo que pasó después de que John, Paul, Ringo y George explotaran en la escena. Elvis ya era grande, pero fueron The Beatles quienes resonaron –y todavía lo hacen– en los corazones de seres humanos de todas las nacionalidades, todas las edades, todos los credos y todos los estratos sociales.
Steve Jobs hizo lo mismo por la tecnología. Antes de su segundo mandato en Apple, la tecnología tenía un aire de inalcanzable o incomprensible para la mayoría de las personas. Los computadores y la Red parecían ser demasiado complejos, demasiado aburridos o ‘ladrilludos’ para gente que no tenía la fiebre tecnológica por la que somos famosos los geeks.
La propuesta del genio de Apple en la que manifestó que la tecnología debía encontrarse con las humanidades para llegar a su máximo potencial es uno de sus mayores aportes a la civilización humana. El genio de Steve no es que haya logrado ampliar el mercado de sus productos para que todo el mundo se sintiera cómodo con ellos.La razón por la cual Steve Jobs será una leyenda por siglos es que fue el catalizador para toda una revolución que cambió la vida de todo el mundo, hasta de aquellos que no lo admiten porque odian a Jobs con una envidia que se les sale por los ojos. Steve fue el cupido que llevó a la humanidad a enamorase de la tecnología.

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